Si mi padre no hubiera escuchado tantas veces mi nombre en esa ópera, muy posiblemente hoy mi nombre sería Carolina, Esther , Cristina o Silvia. Así es como se llamaban mis amigas de la infancia y nunca entendí por qué mi nombre eran tan extraño y difícil de pronunciar.
La música que sonaba constantemente a través de los altavoces del equipo de ese salón con sillón azul de Skay, encendió para siempre mis oídos.
No esperes a que te toque el turno de hablar: práctica la escucha activa y marcarás la diferencia.
Pasa el ratón por encima y descubre el resultado de comunicar con empatía, conexión piel con piel.
La vista es uno de los sentidos más importantes que tenemos. A través de los ojos descubrimos las formas, los colores percibimos las distancias y la cercanía de las cosas con respecto a nuestra propia realidad.
Yo tuve que aprender desde muy pequeña a observar esa realidad en la parcialidad, uno de mis ojos había decidido seguir aletargado y dejar todo el trabajo a su compañero de vida. Dicen los expertos que las personas que tienen la visión disminuida en uno de sus ojos, pierden parcialmente la tercera dimensión de las cosas, es decir la profundidad, todo queda en un primer plano.
Sentir en primera persona, palpar con solo alzar la mano y abrir los oídos, comprender que necesita aquel que tienes enfrente porque la distancia no existe, no hay lejos, solo cerca en una conexión piel con piel. Esa es mi definición de empatía.
¿Cuál es la necesidad real que tiene tu cliente? La solución empieza por sentir su piel como si fuera la tuya .
En el último año de instituto, justo antes de pasar por la selectividad tuve un profesor de historia del arte que imprimió bien fuerte en mi corazón el amor por el arte. No fue un profesor al uso, eso es lo que marca la diferencia. Consiguió transmitirnos su mensaje en cada clase, en cada lección, con cada diapositiva sobre arquitectura, pintura o escultura:
Muchos de los elementos de una obra de arte tienen absoluta relación con los elementos de la comunicación tal y como la entendemos: existe un emisor (el artista), uno o varios receptores (su público), un canal(arquitectura, escultura, pintura, música) y el mensaje(el Partenón, la Última Cena, el David o las 4 estaciones de Vivaldi).
El verdadero valor de la comunicación digital consiste en la transmisión de un mensaje a la vez que transgrede las barreras del espacio y el tiempo que nos separan de a quien va dirigido.
Por eso, siempre tengo presente las palabras de mi profesor de arte. Por ello, la comunicación digital es todo un arte.El arte es transmitir lo que somos y lo que queremos decir a pesar del tiempo y el espacio que separa al creador de su público.
Seguro que te habrás quedado con preguntas en el tintero, pero no quería hacer un video demasiado pesado, de los que entran en las horrorosas estadísticas de «visionado primer minuto :0%» 😅
Te contaré un poco más. Además de leer a Margaret Atwood, también ocupo mis lecturas con libros de Marta Sanz, Ian McEwan u otros locos por el marketing digital como yo. Y, por supuesto, mi otro gran hobby es escribir. Algún día te hablaré de mi novela.
Te diré que he llegado hasta aquí tras 25 años de muuucho trabajo escuchado a los millares de clientes de las multinacionales donde trabajé. Fue en ellas donde aprendí a gestionar mi tiempo, a trabajar en equipo para alcanzar exitosamente los objetivos de negocio, donde aprendí que compartir el conocimiento hace más fácil llegar a la meta.
Tuve la fortuna de formar parte de los equipos que trabajaban conmigo codo con codo. Hoy continúo haciéndolo. Cada día que pasa disfruto como una enana compartiendo mi conocimiento, formando equipos y creciendo juntos. Así son mis talleres, mentorías y charlas sobre comunicación, redes sociales y marketing.
¿Te apetece conocerme un poquito más y ver cómo podemos colaborar juntos?
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